jueves, 9 de septiembre de 2010

Pobres políticas culturales para los pobres


La definición pertenece al creador, fundador, constructor y conductor del emprendimiento de ingeniería cultural, organización social y desarrollo comunitario a partir de la música más importante de Latinoamérica y uno de los más destacados del mundo.
Ejecutante y compositor, director orquestal, clavecinista, organista y pianista; economista, Ph.D en Economía Petrolera de la Universidad de Pensilvania, asesor del Consejo Nacional de Economía, Ministro de Estado para la Cultura, Presidente del Consejo Nacional de la Cultura y Diputado al Congreso Nacional de la República, en 1975, José Antonio Abreu funda el Sistema Nacional de las Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, que además de contener la Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar, implica una compleja red que abarca más de 150 orquestas juveniles y 70 orquestas infantiles ubicadas en todo el territorio venezolano.
En un reportaje de Elena Dolenko que publicamos a continuación, el Mtro. Abreu define su pensamiento: “La cultura para los pobres no puede ser una pobre cultura”. Educador y constructor de ciudadanía por excelencia, Abreu sostiene: “Nosotros estamos fortaleciendo estructuralmente el sistema educativo de Venezuela incorporando las asignaturas como sensibilidad y sentimiento, que en el campo de la música contribuyen a cimentar la personalidad afectiva y emocional del niño. Es una vía para lograr ciudadanos más completos, más concientes y sobre todo, formados en la dimensión estética de la vida”.

En Venezuela, El Sistema expresa un conjunto institucional integrado por organizaciones sociales y Estado, más un fuerte liderazgo munido de una misión y visión claras destinado aeducar, capacitar y formar.

Desde otro lugar, destacado como artista y compositor, el ex Ministro de la Cultura del Brasil Gilberto Gil, propone el Programa “Cultura Viva”. Este programa, nacido en 2004 para estimular y fortalecer en el cuerpo del país una red de creación y gestión cultural, es sostenido actualmente en casi 4.000 Puntos de Cultura que constituyen actualmente la Red, y abarca a 8.400.000 personas en todo el país entre participantes directos e indirectos de las actividades.

Son dos casos a destacar. En Venezuela, El Sistema educa, capacita, forma. En Brasil, La Red aprende, vincula, gestiona. Pero en ambos casos, el Sistema y la Red incluyen: social, cultural y económicamente. Políticas culturales soportadas en la idea de desarrollo, educación y economía para afrontar con éxito el desafío impostergable de incluir.

Atrás quedaron los slogans políticos de campaña como ”llevaremos la cultura a los barrios”, fundados en visiones civilizadoras que suponen barrios llenos de personajes incultos, mentes en blanco a la espera de colonizadores estatales. Atrás quedaron las agendas plenas de veladas glamorosas del Estado conservador para las que la cultura es sólo un activo snob. Atrás quedó el paradigma de los servicios públicos de cultura porque el desafío supera largamente los recursos disponibles y por ese camino la finitud asfixia las políticas culturales. Por imposición de la realidad, quedaron atrás.

La inclusión, tanto en su dimensión social como cultural y económica, ya no es un espacio teórico acerca del cual reflexionar. Es la imposición del presente que condiciona y determina todo el universo de la Política Cultural.

“La cultura para los pobres no puede ser una pobre cultura”


La misión fundamental de la enseñanza venezolana hoy día es educar al homo communis, al humano social. El medio más efectivo para inculcar la ideología social y para formar un humano nuevo, que se levanta en defensa de los ideales de justicia, solidaridad y hermandad, es el colectivo. La historia mundial de la enseñanza conoce múltiples experiencias exitosas de formación humanística a través del trabajo colectivo y de las artes desde la antigua pedagogía de Grecia Ática hasta los modelos históricos de la música dentro de la educación integral, en el siglo XX, en países como Rusia, Hungría, Francia, Inglaterra y Alemania. Entre esos ejemplos se destaca el Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles, que se formó en Venezuela a mediados de los años 70, modelo de educación musical masiva que propicia la adaptación social de la niñez y la juventud a través del arte. Actualmente la red de orquestas y coros abarca a más de 250 mil niños y jóvenes.

El pionero de este Sistema, su constructor y fundador, su alma y su cerebro es Maestro José Antonio Abreu, profesor, músico, economista y político venezolano, ganador de varios reconocimientos incluido el Premio Nobel Alternativo, otorgado por la Fundación Right Livelihood, de Suecia, el Premio UNICEF y el Premio Don Juán de Borbón de la Música. En 1998, la UNESCO lo designó Embajador de Buena Voluntad para la Música y la Paz. Durante los últimos 30 años Abreu ejerció los cargos de Director de Planificación de Cordiplan y Asesor del Consejo Nacional de Economía, Diputado al Congreso Nacional de la República Venezuela, Presidente del Consejo Nacional de la Cultura y de Ministro de Estado para la Cultura. El Maestro está convencido de que el arte no es patrimonio de elegidos. Es para todos. Abreu considera que su orquesta debe estar en cada ciudad, en cada pueblo, dondequiera que viva un humano, porque a través de la experiencia de hacer música en colectivo, el niño entra en contacto con los valores humanistas fundamentales e universales.

Además de formar en Venezuela un público con educación y cultura musical y de educar intérpretes profesionales de nueva generación, el objetivo más importante de la extensión del Sistema de enseñanza musical masiva es dar apoyo social a los niños de familias de humildes recursos y no aseguradas, salvarlos de la influencia negativa de la calle. Dar a los niños la oportunidad de tocar en una orquesta, recibir un instrumento gratuitamente y entrar en un colectivo es una iniciativa que merece un profundo respeto. Preocupación aparte es la intergración a la vida social y musical de los niños y jóvenes con limitaciones físicas y mentales.

Esta entrevista le fue realizada al Maestro Abreu en Caracas el 31 de enero de 2008.

Elena Dolenko: Doctora en Musicología, profesora del Conservatorio Tchaikovski, de Moscú

Elena Dolenko: Maestro, ¿cómo ha sido el desarrollo del movimiento de las Orquestas Juveniles e Infantiles desde su creación hasta nuestros días?

José Antonio Abreu: El Sistema se desarrolla porque existen derechos, consagrados por la Constitución y por la ley, que hacen obligatoria la asistencia del Estado a la educación musical de niños y jovenes. Es decir, el Estado está en el deber ineludible de garantizar los derechos a la educación musical de la niñez y la juventud. Lograr el ejercicio de ese derecho desde hace 33 años es un justo reconocimiento al talento de nuestros niños y acceso de los pobres a la alta cultura. Nuestros niños tienen derecho a la mejor educación musical y el Estado está en el deber de garantizar eso. La cultura para los pobres no puede ser una pobre cultura.

El Presidente de la República decretó el 24 de noviembre de 2007 una Misión nueva del Estado, a través de la cual se desarrollará el Sistema de orquestas. Se trata de la Misión Música y va a extenderse a todo el país, multiplicando y profundizando el movimiento orquestal. Eso responde al crecimiento explosivo de nuestra matrícula, y sobre todo, al resultado social y comunitario. Estamos demostrando con esta Misión el inmenso valor formativo y cívico del Sistema no solo para formar músicos sino para crear nuevos ciudadanos. Futuros hombres con una conciencia social individual más sólida, más amplia, más profunda con la resposabilidad que les concierne en el precepto cultural del país. El Sistema es un vehículo de transformación del humano y para afrontar los grandes retos humanísticos de la sociedad nuestra. Se ha demostrado de una manera incontestable que este Sistema es un instrumento efectivo para el rescate la dignificación del pueblo venezolano.

E.D.: ¿Que función debe cumplir la formación artística en la educación de los niños y jóvenes?

J.A.A.: Una función fundamental. La formación artística complementa la educación tradicional y la convierte en un sistema de educación y de salud integral para el país. Nosotros estamos fortaleciendo estructuralmente el sistema educativo de Venezuela incorporando las asignaturas como sensibilidad y sentimiento, que en el campo de la música contribuyen a cimentar la personalidad afectiva y emocional del niño. Es una vía para lograr ciudadanos más completos, más concientes y sobre todo, formados en la dimensión estética de la vida. Esa dimensión está planteada desde la antigua pedagogía de Grecia Ática, pasando por la filosofía alemana de fines del siglo XVIII y de la Ilustración e influye de una manera determinante en la formación ética. La conciencia moral de un país depende en gran medida de la proyección humanística en el sistema educativo. Un equilibrio sano y fecundo entre la educación humanística y la educación tecnocientífica produce un hombre y una mujer preparados para entender más integralmente al reto de existencia. Así mismo, pueden colaborar de una manera más fecunda y más activa y eficiente con la nación, y en particular, para formar su familia de una manera mucho más adecuada al reto social de hoy. La formación cultural permite prevenir inmensos males de la sociedad contemporánea, que amenaza la infancia y la juventud, como las drogas, la violencia, el uso escandaloso de la pornografía infantil y todo aquello que contribuye a destruir los cimientos éticos y estéticos de la sociedad del siglo XXI.

Nuestro sistema al comprender ya un cuarto de millón de niños y jóvenes demuestra su capacidad para promover formación y salud integral a la sociedad venezolana. En ello consiste el aporte que considero yo más transcendente. Lo que justamente transciende lo musical, va más allá y lo convierte en una poderosa herramienta de desarrollo humano de la sociedad. Es el gran reto nuestro en este momento.

E.D.: ¿Usted imagina el Sistema funcionando sin Usted en la dirección?

J.A.A.: Sí, funciona perfectamente. Afortunadamente, en 33 años se logró formar una generación de relevo que comprende dos estratos, dos capas: una la de los maestros y otra de funcionarios. El Sistema posee profesores, maestros y directores en todo el país, quienes son capaces de mantener y desarrollar exitosamente el nivel académico de los niños. En segundo lugar, hay una generación gerencial nueva. El Sistema se ha decentralizado en provincias, cada instancia ha puesto un reto de desarrollo. Para desarrollar la orquesta y los coros de las provincias hemos contado con jóvenes de entre 20 y 24 años, quienes han demostrado capacidad para organizar, gerenciar y multiplicar el Sistema, y están ávidos de una enorme formación y de conocimiento.

Yo creo que la sed del conocimiento es más importante, que el conocimiento en sí. La sed del saber impulsa al hombre a la autoconciencia progresiva, a la autoeducación, cada vez más intensa, y hoy los jóvenes tienen los instrumentos. En mis tiempos, por ejemplo, tuve que estudiar sin herramientas transcendentales de intercomunicación como las de hoy, limitada a un acceso a bibliografía física, sin un contacto con el conocimiento universal a través de Internet. Había que viajar fisicamente a otras países para poder estar en contacto con los fenómenos más ordinarios de un arte, de una ciencia. Hoy prácticamente no hay que moverse de una ciudad para tener acceso al mundo. Y eso lo tienen los niños de los pueblos más pobres de Venezuela en el Oriente y lo tienen los ciudadanos de Caracas, jóvenes más avanzados en las universidades. El tipo de joven que se está formando en este sistema hoy es muy distinto del que se formó en 30 años atrás. Y el profesional que está egresando ahora entra al perfil muy superior al mío. Estoy seguro de que va a ser así. Hay jóvenes en el interior de la República, en los estados muy marginados tradicionalmente, que estan ascendiendo prácticamente hacia un nivel de conocimiento y de control social enormes. En este sentido estoy absolutamente tranquilo. Sin mí el Sistema va a funcionar perfectamente bien. Es decir, si no funciona sin mí es que lo hice mal. Yo lo hice con el efecto de que funcionara y de que se autosostenga, pero sin depender de mi presencia física y permanente.

E.D.: ¿Que dificultades ha encontrado Usted para la proyección del movimiento orquestal juvenil e infantil en los países latinoamericanos?

J.A.A.: La educación en América Latina durante muchos décadas se fundamentó en el cultivo de la racionalidad, del intelecto. Se dió un enorme importáncia a las áreas, que tienen que ver con la preparación del niño en las ciencias matemáticas, físicas y en todo lo concerniente a la futura promoción tecnológica del país, descuidando la formación de la sensibilidad, de la afectividad y del sentimiento en la educación primaria. La educación artística en América Latina siempre fue periférica, marginal. Vencer esta mentalidad pedagógica anacrónica no es fácil, cuesta convencer a directores de los conservatorios, a ministros de educación de que esto es un proyecto prioritario en lo cultural. Pero más cuesta demostrar que además cumple una función social y comunitaria muy importante. Eso cuesta mucho más, porque la cultura siempre ha estado recluida como en ghettos políticos institucionales. Los Ministerios de la Cultura siempre han estado separados del Ministerio de la Educación y los Ministerios de Desarrollo Social habían estado ajenos al desarrollo cultural. Se considera, por ejemplo, que es una injusticia social que un niño pobre no puede comer lo que come un niño rico. Pero no se considera que es una inmensa injusticia social que un niño pobre no tenga acceso a la educación musical que tiene plenamente un niño rico. La revolución que implica llevar el niño pobre a la altura máxima del conocimiento artístico es más poderosa y más transcendental, que la revolución alimentaria y la revolución del hábitat para un país, como nuestro. Hay que vencer mentalidades, vencer estructuras, vencer costumbres y vencer ambientes sociales hostiles al desarrollo masivo del arte. Están acostumbrados a visualizar el arte como una pequeña manifestación elitesca consagrada a un grupo pequeño de la sociedad, una minoría dirigida a otra minoría. Este ha sido el mundo del arte durante muchísimos años en América Latina.

E.D.: Maestro, ¿que opina Usted del estado actual de la educación musical en los países europeos?

J.A.A.: El problema consiste en la audiencia musical. Nosotros estamos creciendo a base de una audiencia musical joven y entusiasta, mientras que en los países europeos se va a regreso. La audiencia se cae el sentir, porque la juventud no participa con entusiasmo en proceso musical. Ese decrecimiento lo percibí en Europa Occidental, se trata de una crisis de audiencia musical joven en los últimos años. La juventud en Alemania no asiste masivamente al Festival Beethoven de Bonn, que es un Festival a gusto realmente, o al Festival Wagner en Bayreuth. Europa está luchando en este momento para multiplicar las orquestas juveniles y crear en la audiencia juvenil el amor por Wagner, el amor por Beethoven, el amor por los grandes valores musicales de Europa y eso es una cosa en la que América Latina lleva la delantera en esa dinámica generacional juvenil latinoamericana frente a lo que se llama “la música clásica”. Por eso Simon Rattle declara: “El futuro de la música clásica está en Venezuela”. El observa la realidad europea, observa nuestra realidad y ve, que aquí hay una veta de porvenir, que lamentablemente no existe en otros continentes. Pero yo estoy seguro, que va a existir, porque está reviviendo en este momento. Yo estoy revelando en España, donde veo un aflorar tremendo de la juventud musical, una asociación nacional de las orquestas juveniles, coros nuevos, la educación infantil musical creciendo enormemente. Y también lo visto en Francia y en Italia, donde hay mucho intento, que Maestro Abbado está promoviendo para esto. En Alemania hay una Asociación de la Juventud Musical que está luchando ardorosamente por eso y hace muchos años, y eso va a tener éxito. Pero en este momento realmente América Latina es un ejemplo para todos en ese campo. Nos orgullese, pero no nos envilece. Nos llena de responsabilidad, nos mueve más bien a la charla con estos países, con los cuales tenemos que desarrollar un diálogo cada vez más fecundo. No creemos tampoco, que nosotros tenemos nada que enseñar a Europa, a Rusia, a Estados Unidos. Tenemos mucho que aprender todavia. Ellos también tienen que aprender de algunas de las experiencias nuestras como natural. Y en ese diálogo es de donde todos nos enriquesemos, todos nos desarrollamos.

E.D.: ¿Tiene Usted planes de hacer algún intercambio entre los músicos de su movimiento y los músicos rusos?

J.A.A.: Nos interesa enormemente el diálogo con Rusia por ser la inmensa madre musical, por la gloriosa tradición creadora de los géneros musical, porque la música rusa apasiona como ninguna otra a la audiencia juvenil latinoamericana, porque la música de un Tchaikovski resulta el fenómeno pedagógico más inmenso para el desarrollo de las orquestas juveniles, porque los maestros rusos han sido fundamental en desarrollo de la pedagogía musical en muchos países latinoamericanos y porque vamos el proximo año a Rusia y queremos encontrarnos en Moscú, en San Petersburgo, en todo el país con una juventud nueva, con una nueva generación, esos nuevos rostros que buscan intercambiar con nosotros experiencias y queremos establecer un plan perenne, un acuerdo permanente de cooperación e intercambio con las instituciones sinfónicos y corales de Rusia. Si existiera la posibilidad de que estas palabras mías llegaran al pueblo ruso, a la juventud de Rusia y al gobierno, yo estaría feliz. Particularmente, yo quiero enviar al Maestro Valery Gergiev nuestro mensaje de inmenso respeto, de amor y de admiración y decir, que estamos realmente ansiosos de llegar a Rusia para conocerle, para tocar en su honor y para recibir de él la magistral lección que seguramente dará.

ABREU en Premios


El maestro José Antonio Abreu, fundador del Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, fue reconocido el pasado miércoles por la Academia Latina de la Grabación en una ceremonia realizada en el hotel Four Seasons de Las Vegas.
El presidente presidente de la Academia de la Grabación, Gabriel Abaroa, se refirió al músico y economista venezolano diciendo lo siguiente:
“Su visión con la música clásica, su creación con las orquestas de niños de clases desfavorecidas ha marcado un hito en la historia musical”.

Abreu recibió su estatuilla de manos del director de orquesta venezolano Eduardo Marturet.

Algunas declaraciones de Abreu en el marco de la premiación:
“Me siento muy comprometido con esto y conmigo todos los educadores que están en esta causa. Ellos son ellos los protagonistas”.

“Mi mayor premio es que sigan existiendo oportunidades para los niños y jóvenes pobres, que podamos continuar en la lucha por la educación musical en Venezuela, por el derecho de los niños y los jóvenes de mi país a la educación musical y sobre todo para que los niños y jóvenes de bajos recursos en mi país participen plenamente de los derechos a la educación al más alto nivel”.

“Para los niños pobres los mejores instrumentos, para los niños pobres los mejores profesores, para los niños pobres las mejores instalaciones y por eso es que estamos aquí luchando para que a través de la música sigamos rescatando para el mundo y la Humanidad lo más noble del espíritu de los jóvenes”

Nota de Simón Villamizar para el Universal de Venezuela sobre la ceremonia.

Fundación del Estado para el Sistema Nacional de las Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela


La Fundación del Estado para el Sistema Nacional de las Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela (FESNOJIV), conocida también como El Sistema, es una obra social del Estado venezolano fundada por el maestro José Antonio Abreu para la sistematización de la instrucción y la práctica colectiva de la música a través de la orquesta sinfónica y el coro como instrumentos de organización social y desarrollo comunitario.

Barenboim: “La visión del maestro Abreu tiene que inspirar a todos”


Escrito por Prensa FESNOJIV

Este miércoles 11 de agosto, en el Centro Académico Infantil de Montalbán, los niños de la Sinfónica Nacional Infantil de Venezuela no tuvieron una mañana común de las que suelen tener en los seminarios de práctica orquestal: tenían en frente a Gustavo Dudamel y minutos más tarde tocarían para el reconocido director Daniel Barenboim, quien visita por cuarta vez el país, en esta oportunidad con la Orquesta West Eastern Divan en la que se unen españoles, palestinos e israelíes y otros músicos del Oriente Medio.

Minutos después de las 10:00 am comenzaron a entrar a la sala de ensayo los miembros de la Orquesta West Eastern Divan. No podían creer lo que veían: más de 300 niños se disponían apretados en el salón. Sacaron sus cámaras para fotografiar y dejar por sentado que no se trataba de una ilusión, comenzaron a contar los integrantes de cada fila de instrumentos e intercambiaban los hallazgos numéricos como si se tratara del descubrimiento de un hueso de dinosaurio nunca visto.

Visita de Daniel Barenboim y la Orquesta West Eastern Divan al Centro Académico Infantil de Montalbán

“No puedo creer esto. Es una orquesta demasiado grande para ser una orquesta de niños. Nunca en mi vida había visto algo así”, dijo Nadim Housni, proveniente de Siria, violista de la Orquesta West Eastern Divan.

Cuando entró Daniel Barenboim, los niños lo recibieron con gritos de fans. No lo hicieron esperar. El maestro Dudamel se paró sobre el podía para dirigir la Sinfonía nº 1 Titán de Mahler con la que esta nueva generación de la Nacional Infantil se estrenó el pasado 4 de julio, en el Aula Magna de la UCV, bajo la batuta del maestro Simon Rattle.

Barenboim se pasó para la última fila. Quería ver a toda la orquesta. Abrió espacio entre sus músicos y se sentó. Permaneció por minutos boquiabierto, diseccionando la orquesta con sus ojos inquietos. Cuando los violonchelos tocaron su solo en el primer movimiento, Barenboim se llevó la mano a la boca como el que no se cree lo que escucha.

Se pasó para adelante nuevamente y se dejó llevar por la música. Movía la cabeza con movimientos sutiles, pero como si con ella estuviera dirigiendo. Escuchó luego desde la primera fila; atento. Si los músicos de la West Eastern Divan estaban asombrados al principio, el efecto posterior se tradujo en gestos como agarrarse la cabeza con cara de incredulidad, secarse los ojos aguados, suspirar…

Visita de Daniel Barenboim y la Orquesta West Eastern Divan al Centro Académico Infantil de Montalbán

Al final de la obra, los músicos invitados se pararon sobre las sillas para aplaudir a los niños venezolanos. El concertino Samuel Vargas Texeira, de 14 años y procedente de Acarigua (Portuguesa), le entregó la chaqueta con los colores de la bandera venezolana al director que sin pensarlo dos veces lo alzó y lo abrazó, como también lo hizo con María Victoria, la niña del tercer atril de los primeros violines a la que difícilmente le llegan los pies al suelo cuando se sienta a tocar.

“Vine hace 10 años a Venezuela y escuché unos chicos dirigidos por un joven desconocido que se llama Dudamel. Me dejó impresionadísimo lo que habían hecho y ahora veo esto y me quedo sin palabras. Ojalá esto se vuelva más y más contagioso en el mundo porque es un ejemplo único. Este proyecto visionario le da su valor más profundo y grande a la música. Estos niños lo hacen además de todo con el entusiasmo y con una grandísima profesionalidad”, señaló Daniel Barenboim.

El maestro José Antonio Abreu le propuso hacer un proyecto conjunto entre el Sistema de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela y la West Eastern Divan. “La idea es naturalmente justa”, dijo Barenboim. “Son los únicos proyectos que yo conozco que dan a la música ese lugar en la sociedad y que acentúan el mensaje humano de la música, que puede ser distinta para cada quién pero que tiene una cosa segura: tiene algo que ver con la condición humana. Mahler, al que acabamos de escuchar, o Beethoven, que tocamos anoche, no sólo fueron expertos en armonía, contrapunto y ritmo, tenían algo importante que decir, no más que lo decían con el sonido”, explicó Barenboim.

Visita de Daniel Barenboim y la Orquesta West Eastern Divan al Centro Académico Infantil de Montalbán

“No se puede explicar con palabras lo que significa la Primera Sinfonía de Mahler. Si alguien aquí puede explicar lo que significa no habría necesidad de tocarla, pero el hecho de que no se pueda explicar con palabras no quiere decir que no tenga contenido y cualquier contenido tiene que ver con la condición humana. No se puede dejar que la música se convierta en un tema de profesionalismo o virtuosismo y la visión del maestro Abreu tiene que ver con esto. En ese sentido, tiene que inspirar a todos”, agregó el artista.

Al ser consultado sobre el poder de la música para mediar en divisiones políticas, raciales, entre otras, el músico señaló: “la música no se puede utilizar para nada. A lo mejor otros piensan de manera diferente, pero un proyecto como el del maestro Abreu le da a la música su verdadera dimensión que es muy grande. El resultado de esto es lo que logra todo lo demás. A la música sólo hay que darle su lugar en la vida social para que, entonces, el efecto sea enorme. Lo maravilloso de esto es que a los dos minutos a uno se le olvida todo y escucha la música al nivel que está tocada”.

“La genialidad de este proyecto es hacer la música al más alto nivel y haciéndolo así se le da una dimensión social tan enorme que transforma la sociedad. El Medio Oriente tiene una situación muy compleja. El diván no va a dar la solución para cambiar el Medio Oriente, pero el día que cambie va a necesitar el diván”, reiteró el maestro, ganador este año del Premio Herbert von Karajan.

Visita de Daniel Barenboim y la Orquesta West Eastern Divan al Centro Académico Infantil de Montalbán

José Antonio Abreu anunció la creación de una sala de conciertos con el nombre de Daniel Barenboim como parte del Centro de Acción Social por la Música que se construye en Quebrada Honda, Los Caobos.

El músico argentino israelí, que visita por cuarta vez el país, señaló que aspira venir pronto. Antes de despedirse de los niños les dijo que le gustaría venir a dirigir a la Sinfónica Nacional Infantil que hoy puso un peldaño más en su historia. Mientras Barenboim, declaraba a la prensa, sonaba el Mambo de Leonard Bernstein al fondo. Los grados centígrados marcaban un punto alto, pero ni el músico ni los integrantes de su orquesta se quitaban la chaqueta con el nombre de VENEZUELA escrito en mayúscula.

Una hora más tarde, el reconocido director iniciaba una veloz clase magistral con los integrantes de la Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar en la que dirigió la Quinta Sinfoníade Beethoven.

La noche del martes 10 de agosto Barenboim había dejado a los venezolanos un concierto de antología en la que la West Eastern Divan interpretó la Sinfonía nº 1 y la Sinfonía nº 3 de Beethoven.
Sinfónica Juvenil de Caracas homenajeó a Gustavo Dudamel

Cuentas pendientes


Como en tantas otras ramas de la actividad cultural dependiente del Estado, la situación en el campo de las orquestas públicas es precaria. Aquí, las causas, los déficits educativos y sus posibles soluciones.
Por: Sebastián Chouza

El Teatro Colón no es una institución educativa en el sentido estricto de la pala­bra, sino más bien consagratoria del quehacer musical. Allá, se su­pone, se presentan muchos de los músicos más notables del país y del mundo, previamente forma­dos en otros ámbitos. Por ello, a pocos meses de su festejada reapertura, en medio de la pom­pa del Bicentenario, es relevante preguntarnos por el derrotero que siguen quienes deciden ser músi­cos, y por el lugar y el valor que nuestra sociedad les asigna.

Como dato objetivo, sabemos que las instituciones que forman músicos localmente, sean ellas universidades o conservatorios, no cuentan ni por asomo con los edificios y los materiales de otras disciplinas. Esto se evidencia en la escasa cantidad de institucio­nes de formación superior en música académica disponibles para estudiar en muchas de las regiones de nuestro país. Tal es el caso en provincias como Jujuy o Salta, donde los estudiantes para poder desarrollar una carrera co­mo músicos de orquestas deben migrar, por caso, hacia la provin­cia de Tucumán.

Otro dato relevante es la baja cantidad de inscriptos en las ma­trículas de los conservatorios. Un ejemplo de ello es el Conservatorio Superior de Música Manuel de Fa­lla, de la Ciudad de Buenos Aires, que cuenta con una matrícula de aproximadamente 2 mil alumnos activos y un promedio de egreso que no llega al diez por ciento de esa cifra. Esto, sumado a que la mayoría de los estudiantes que emprenden estudios superiores, tanto en Buenos Aires como en el interior del país, necesitan trabajar para poder financiar sus estudios (aun cuando las instituciones sean públicas y gratuitas), contribuye a que los índices de egreso sean aún más magros en relación con las matrículas de alumnos activos existente y que la calidad de estu­dio sobre sus respectivos instru­mentos no sea la ideal.

Por otro lado, la Argentina posee una particularidad que no se encuentra en los principales países de Europa. Gran parte de los músicos profesionales argen­tinos estudian, desde sus inicios y hasta su madurez profesional, con maestros particulares, mien­tras que en ciudades europeas como Friburgo, en Alemania, los músicos profesionales práctica­mente no conciben su formación por fuera de las instituciones de educación superior.

Súmese a lo anterior que mu­chos de los grandes maestros de la Argentina no trabajan como docentes en las instituciones pú­blicas. Esto se debe a que el Esta­do no ha sabido retribuir econó­micamente sus trabajos; también a que, una vez ingresados a la maquinaria estatal, el ejercicio de la música se torna endogámico y burocrático; finalmente, a que las instituciones de enseñanza no han sabido renovar sus plante­les docentes, obligando así a que muchos de los grandes músicos argentinos desarrollen carreras como maestros por fuera de las instituciones públicas.

Considérese además que mu­chos de los músicos importantes que ejercen la docencia en ins­tituciones públicas, si desean emprender alguna capacitación puertas afuera de los conserva­torios, deben atravesar un sin fin de trámites administrativos. Mu­chas veces es difícil conseguir las autorizaciones necesarias para asistir a conciertos, clases ma­gistrales y demás capacitaciones en otros países.

Sean cuales fueren los motivos musicales y académicos de esos viajes, el Estado y su estructura administrativa deberían entender que esas iniciativas no hacen más que jerarquizar sus instituciones; todo lo que se obtiene a través de esas iniciativas es nada más y na­da menos que la ampliación de su propio capital simbólico, de su pa­trimonio acádemico y cutural.

Debe y ¿haber?

Cuando se piensa el desarrollo de la música clásica en la Argentina, nos es inevitable pensar la distan­cia existente entre nuestra realidad y la que vive el campo musical eu­ropeo. La asimetría no sólo radica en la distancia histórica que hay entre los países sudamericanos y la cuna misma de la música clá­sica, sino también en la falta de competición entre los músicos. Esto último directamente vincu­lado al bajo número de orquestas profesionales (rentadas) existentes en el país y el consecuente techo al desarrollo técnico instrumental que este fenómeno ocasiona.

Para poner una vara de refe­rencia, podríamos decir que una orquesta europea de mediana importancia, a la hora de llamar a concurso para cubrir apenas un cargo de Violín Tutti, llega a tener 200 postulantes, mientras que en la Argentina, la Orquesta Sinfó­nica Nacional sólo contó con 25 aspirantes para cubrir tres cargos de violines en un llamado a con­curso realizado en el año 2009, logrando cubrir apenas uno de los tres cargos convocados, ya que el jurado consideró que el resto de los postulantes no alcanzaban el perfil técnico y la calidad musical que la orquesta requería.

Esta situación se profundiza en la medida en que no exista una política cultural y educativa sostenida que promueva, de un modo determinante en todos los conservatorios y en las universi­dades nacionales, la creación de coros y orquestas, debidamente rentados, a los que se pueda acce­der por concursos de anteceden­tes y oposición, permitiendo de ese modo a los músicos profesio­nales transitar por esos cuerpos como una primera etapa en el ejercicio de la música de orquesta y de la música coral, sin tener que promover tan repentinamente la migración de los músicos regio­nales a las grandes ciudades de nuestro país o del exterior.

En este sentido, y como primer paso, es saludable la iniciativa del Ministerio de Educación de la Nación que, con la creación del Programa Orquestas y Coros In­fantiles y Juveniles para el Bicen­tenario, ha emprendido la tarea de convocar a jóvenes músicos de to­do el país y a directores de la talla de Mariano Moruja y Alejo Pérez, entre otros, para realizar giras por las cinco regiones de nuestro país abordando obras del repertorio clásico, entre las que se cuentan Romeo y Julieta de Sergei Proko­fiev o Carmen de Georges Bizet; también obras de compositores argentinos como El tarco en flor de Luis Gianneo hasta obras de nuestro cancionero popular, con una calidad musical a priori difícil de imaginar.

Asignaturas pendientes

Por lo dicho, se comprenderá que resulta necesario desarrollar si­multáneamente, y desde el Estado, la capacidad de promover músicos profesionales de alto nivel acadé­mico en todas las regiones de nuestro país, respetando las parti­cularidades culturales de cada re­gión. A la vez, hay que se garanti­zar una realidad laboral plena que permita el ejercicio profesional de la música, la transmisión de saberes y la conciliación auténtica de sus manifestaciones musicales autóctonas con el culto de la mú­sica clásica europea, entendiendo a ambas expresiones como indi­solubles dentro del patrimonio histórico de la humanidad.

Por último, nada de todo esto puede ser sostenido sin la con­solidación de una democracia estable, sin que los proyectos políticos, culturales y educativos venideros comprendan la impor­tancia de consolidar y respetar las identidades regionales de nues­tras comunidades. Sólo resuelto esto es que podremos acabar con las rencillas entre repertorios na­tivos y foráneos, entre repertorios sojuzgados y colonizadores. Si de lo que se trata es de promover el desarrollo del campo musical ar­gentino en general y de la música clásica en particular, esa discusión carece sentido.

Quizás sólo se trate de cum­plir, al menos por buen tiempo, con los considerandos del decreto fundacional de la Orquesta Sinfó­nica Nacional.

Cultura Viva



Programa Nacional de Cultura, Educação e Cidadania – Cultura Viva

Nasceu em 2004, para estimular e fortalecer no corpo do país uma rede de criação e gestão cultural, tendo como base os Pontos de Cultura selecionados por meio de editais públicos, criado pelo do Ministério da Cultura (MinC), regulamentado pelas Portarias MinC nº 156 e nº 82, de 06 de julho de 2004 e de 18 de maio de 2005, e é executado pela Secretaria de Cidadania Cultural (SCC), que até 2008 se chamava Secretaria de Programas e Projetos Culturais.

Inicialmente o Programa era formado por cinco ações: Pontos de Cultura, Escola Viva, Ação Griô, Cultura Digital e Agente Cultura Viva. Todas elas vinculadas aos Pontos de Cultura e articuladas por eles. Com o passar dos anos e a evolução do Programa, outros prêmios e ações foram concebidos, sempre atrelados às necessidades e desenvolvimento dos Pontos de Cultura.

Os Pontos de Cultura são iniciativas que envolvem comunidades em atividades de arte, cultura, educação, cidadania e economia solidária. Essas organizações, depois de selecionadas, recebem R$ 185 mil reais do Governo Federal (dado de abril/2010), em cinco parcelas semestrais, para potencializar suas ações com a compra de material (principalmente equipamento multimídia) ou contratação de profissionais, entre outras necessidades.

Atualmente, há quase quatro mil Pontos de Cultura em 1122 municípios de todo o Brasil (dados de abril/2010). Segundo projeção do MinC, a partir de levantamento do Instituto de Pesquisa Econômica Aplicada (IPEA), no primeiro semestre de 2010, os Pontos de Cultura alcançaram oito milhões e 400 mil pessoas no país, entre participantes diretos e indiretos das atividades.

Resgate da cidadania

A implantação do programa prevê um processo contínuo e dinâmico, cujo desenvolvimento se dá a partir da articulação com atores pré-existentes ligados aos Pontos.

Ou seja, em lugar de determinar ou impor ações e condutas, o Programa estimula a criatividade, propiciando o resgate da cidadania pelo reconhecimento da importância da cultura produzida em cada localidade. O efeito é o envolvimento intelectual e afetivo da comunidade, motivando os cidadãos a criar, participar e reinterpretar a cultura, aproximando diferentes formas de representação artística e visões de mundo.

Em 2008, o Programa Cultura Viva mudou sua sistemática para descentralizar a implantação dos Pontos de Cultura, reforçando objetivos e metas do Programa Mais Cultura.

A nova sistemática constituiu-se na substituição gradual dos convênios realizados com entidades da sociedade civil e alguns governos municipais por convênios diretos com estados e municípios da Federação. Dessa forma, os representantes dos governos estaduais e municipais pactuantes definem nos editais lançados por eles o número total de pontos a serem implantados e criam redes de Pontos de Cultura locais.

Essa mudança, estabelecendo redes em parceria com estados e municípios, contribui para a institucionalização e consolidação dos programas Mais Cultura e Cultura Viva como políticas públicas, uma vez que instaura o apoio aos Pontos de Cultura a partir de um vínculo firmado com outros entes federados.

Este vínculo constitui um elemento de estabilização, fortalecimento e continuidade das ações e atividades concernentes aos programas do MinC.

Nueva Ley de la Cultura en Brasil

Reforma de la Ley Rouanet. Importante forma de financiamiento de la cultura, la ley necesita actualizaciones para reducir sus distorsiones

http://blogs.cultura.gov.br/blogdarouanet

Terapia Niemeyer en Avilés


El centro cultural recibe los últimos retoques y desde mañana, la visita de sus vecinos - Las formas sinuosas del brasileño sacuden el pesimismo de la ciudad.

Un día de febrero, Avilés se despertó más curvilínea de lo que se había acostado. Junto al perfil rectilíneo de pinos y grúas portuarias había irrumpido una ondulación, que desde lejos pasaría por duna, molusco o montaña de sal. Aquella cúpula fue el primer edificio en que se materializó el Centro Niemeyer, que ayer abrió sus puertas a la prensa y el fin de semana se enseñará a los vecinos de la ciudad asturiana. Fue todo un ataque en la línea de flotación de los incrédulos. Una evidencia tomasiana. Y un poco de magia también. ¿Cómo podía emerger aquella estructura de súbito? Gracias a una técnica constructiva que para los profanos tiene mucho de abracadabra y que -simplificando- consistió en inyectar hormigón sobre una estructura de PVC.

Más que la técnica, importa el resultado. La oronda cúpula fue el primer golpe del efecto Niemeyer: la recuperación del orgullo de Avilés, la sensación de volver a tener un hueco en el mundo y no solo lunes al sol. El fenómeno quedó claramente esbozado por una niña alemana que enjuició así a la amiga de su madre al verla en una revista: "Oye mamá, María debe ser alguien importante, sale en las fotos con Brad Pitt". María López Castro es la arquitecta del Principado de Asturias que supervisa la construcción del Centro Niemeyer junto a la ría de Avilés. Hace un año salió, embarazada de ocho meses, en portadas de medio mundo acompañando al actor. Pues eso. Si Brad Pitt visita las obras del complejo cultural proyectado por el arquitecto Óscar Niemeyer (Río de Janeiro, 1907), será que es algo importante. La autoestima de la ciudad, degradada al compás de las reconversiones industriales y el paro, comenzó a recomponerse. Por Avilés, desde 2007 hacia acá, no solo ha desfilado el marido de Angelina Jolie. También lo han hecho Woody Allen (que vuelve en unos días), Wim Wenders o Wole Soyinka, Alejandro Amenábar o Carlos Saura y se han estrechado lazos con selectas instituciones internacionales, tipo Carnegie Hall o London School of Economics.

Definitivamente, algo pasa en los terrenos de la antigua Ensidesa. Y la gente lo ha hecho suyo. Así lo avala el que se agotaron en un santiamén las 2.240 entradas para las visitas guiadas de la próxima semana, que se espera una notable afluencia a las jornadas de puertas abiertas del fin de semana -las primeras que mostrarán el interior de los cuatro edificios- y que ya casi nadie discute el proyecto. El PP, que había descalificado la iniciativa como el "centro Óscar Mayer", ha abrazado la causa con inesperado brío. "El apoyo es ahora unánime", corroboraba ayer a pie de obra José Luis Vega, director general de Turismo y Patrimonio del Principado, la institución que más empeño y dinero (43,4 millones de euros) ha puesto en la iniciativa.

Fue, de hecho, el presidente asturiano, el socialista Vicente Álvarez Areces, el que puso el dedo sobre Avilés cuando Óscar Niemeyer decidió obsequiar a la Fundación Príncipe de Asturias con un proyecto para festejar sus bodas de plata. El artífice de aquel sarao fue Natalio Grueso, ahora director del Centro Niemeyer. Un tipo curioso. Un tipo con un demoledor currículo profesional y zapatillas deportivas. Un tipo que va a Londres y se codea con Kevin Spacey y va a Nueva York y queda con Woody Allen. En 2005 Natalio Grueso, por entonces en la Fundación Príncipe de Asturias, se citó con Niemeyer en el restaurante El Terzzetto, en Ipanema. Le explicó lo de los 25 años y la colaboración especial.

-Y los demás, ¿qué harán?-inquirió el arquitecto carioca, premiado con el Príncipe de Asturias en 1989.

-Barenboim dará un concierto. Allen va a rodar una película.

-Pues yo soy arquitecto y os voy a regalar un edificio.

Así nació el único legado español del brasileño, que tiene más de 1.000 obras por el mundo, incluidos los templos de las curvas que más le deleitan: los sambódromos. Y uno de los más apreciados. "Es el trabajo más importante entre los proyectos recientes y, seguramente, uno de los que me dio más alegría entre los creados para el exterior", confesaba en una reciente carta el centenario arquitecto.

Antes de enviar bocetos, Niemeyer pidió detalles de la ubicación y la finalidad. Se eligieron terrenos junto a la ría. Se sopesaron carencias en infraestructuras culturales y así, cuenta Natalio Grueso, fue fraguándose el proyecto, que es la antítesis de lo que Fraga impulsó en Santiago como Cidade da Cultura. Razonablemente barato y endiabladamente rápido (la primera piedra se colocó en 2008 y esto es ¡obra pública!).

Nadie pone fecha a la inauguración sobre la mesa, pero los edificios están lo bastante adelantados como para recibir visitas a partir del sábado. La cúpula dunar, destinada a espacio de exposiciones, dispone incluso de una macrolámpara diseñada por Niemeyer. Casi en el centro de la gran plaza, se yergue la torre-mirador destinada a espacio gastronómico frente al edificio multiusos. A un extremo, el auditorio con capacidad para casi 1.000 butacas sin distinción de clases. Literal. Se llama socialismo arquitectónico y fue una exigencia de Niemeyer, que es un soñador y, hasta 1990, comunista de carné. "No existe una localidad que tenga menos visibilidad que otra", precisa María López en el interior de un edificio cuyo perfil exterior recuerda al de una ballena.

El próximo 15 de diciembre, Óscar Niemeyer cumplirá 103 años. En Avilés quieren celebrarlo con algo especial que justifique un viaje del arquitecto. A pesar de sus recientes operaciones y de su rechazo a volar -antes se desplazaba hasta Europa en barco-, desea contemplar su diseño hormigonado. El hombre que se sacó una ciudad de la chistera también ha sacado a otra del pesimismo.

Charla con Mario Breuer, conciencia del rock argentino

Su visión mordaz y simpática acerca de la historia de la llamada Generación del 80 del rock de su país y del momento actual. Ingeniero de sonido y productor discográfico (Universidad de California U.C.L.A) es el productor que dio forma a sin fin de discos caratulados como pilares del rock nacional. Por su talento en estudio pasó Sumo, Charly Garcia, León Gieco, Fito Paez, Calamaro, Los Fabulosos Cadillacs y Soda Stereo