En 2009 ya vinieron grandes bandas como Oasis, Depeche Mode y Kiss. Y AC/DC hará 3 shows en River. Todo es parte de los cambios en una industria, cuyo principal negocio es el show en vivo y no los discos. ¿Cuál es el rol de la publicidad?
PorDamián Kantor
En agosto del 69, unos 500.000 jóvenes vibraron durante tres días en el festival de Woodstock con Jimmy Hendrix, The Who, Santana, Janis Joplin, Ten Years After y Joe Cocker, entre otras grandes bandas y leyendas del rock. El evento quedó registrado en disco (de vinilo, claro) y en un histórico documental. La multitud desbordó las previsiones de los organizadores, que estimaron en más de US$ 1 millón las pérdidas.
En diciembre de este año, a 40 años de aquel emblemático Woodstock, la banda australiana AC/DC llega por segunda vez a la Argentina para presentar su nuevo disco. Apenas se pusieron a la venta, las 180.000 localidades correspondientes a los tres shows de River se agotaron. En el mercado estiman que la recaudación rondará los US$ 6 millones.
Las diferencias entre los dos eventos son notorias. Y es una muestra clara de la reconversión fenomenal de la industria musical, sustentada más en los grandes shows, la publicidad y los nuevos canales de distribución, como Internet, que en los discos, para desesperación de los sellos discográficos, que ven agonizar su negocio.
“A pesar de todo, la vedette de la industria sigue siendo el artista”, define Sebastián Carlomagno, director comercial de T4f (Time for fun), la principal productora de espectáculos musicales del país, y responsable de la llegada de AC/DC al país. De capitales brasileños, T4f es el grupo que administra el teatro Opera y Ticketeck, y tiene contratos de exclusividad con River y el club Ciudad, para armar megarrecitales. “Hoy –resume Carlomagno– la industria la controlan las productoras, y no las discográficas”.
En el negocio de los megashows, T4f compite con Fenix, productora del recital del viernes, en Vélez, que marcó el regreso de Charly García a los escenarios, y que convocó a unas 40.000 personas. Sin embargo, T4f cuenta con un activo clave: tiene un acuerdo con Live Nation, la mayor promotora de música en vivo a nivel mundial, que produce espectáculos para artistas de la talla de Madonna, Rolling Stones, Shakira y U2, entre otros. “Cuando hacen escala en la región, de los shows nos encargamos nosotros”, sentenció el ejecutivo.
La importancia del show en vivo y la afluencia de las estrellas de rock al país es parte del reciclado del negocio musical. Hagamos memoria. En el pasado, fueron pocas las veces que los argentinos pudieron ver a las estrellas de rock internacional. Santana, un pionero que vino en 1973 para tocar en la vieja cancha de San Lorenzo, es una excepción. La mayoría, desembarcó en tiempos de la “plata dulce” y la convertibilidad, con el dólar barato. Sólo así fue posible pagar los altísimos cachets dolarizados. En 1981, por ejemplo, vinieron Queen, Joe Cocker y Rick Wakeman. En los 90 fue la segunda oleada: llegaron los Rolling Stones, Guns N’ Roses (la banda número uno de aquel entonces), Paul Mc Cartney, Prince y Eric Clapton.
Sin embargo, para sorpresa de muchos, el fenómeno no se detuvo con la devaluación de 2002. Y eso pasa, según Carlomagno, porque hoy Latinoamérica es un punto importante para cualquier artista. Y la Argentina, en especial por el alto poder de convocatoria que tiene el rock. “Claramente, el argentino es un mercado de consumo muy importante, superior al de Brasil.
Fuente: ieco/clarin
PorDamián Kantor
En agosto del 69, unos 500.000 jóvenes vibraron durante tres días en el festival de Woodstock con Jimmy Hendrix, The Who, Santana, Janis Joplin, Ten Years After y Joe Cocker, entre otras grandes bandas y leyendas del rock. El evento quedó registrado en disco (de vinilo, claro) y en un histórico documental. La multitud desbordó las previsiones de los organizadores, que estimaron en más de US$ 1 millón las pérdidas.
En diciembre de este año, a 40 años de aquel emblemático Woodstock, la banda australiana AC/DC llega por segunda vez a la Argentina para presentar su nuevo disco. Apenas se pusieron a la venta, las 180.000 localidades correspondientes a los tres shows de River se agotaron. En el mercado estiman que la recaudación rondará los US$ 6 millones.
Las diferencias entre los dos eventos son notorias. Y es una muestra clara de la reconversión fenomenal de la industria musical, sustentada más en los grandes shows, la publicidad y los nuevos canales de distribución, como Internet, que en los discos, para desesperación de los sellos discográficos, que ven agonizar su negocio.
“A pesar de todo, la vedette de la industria sigue siendo el artista”, define Sebastián Carlomagno, director comercial de T4f (Time for fun), la principal productora de espectáculos musicales del país, y responsable de la llegada de AC/DC al país. De capitales brasileños, T4f es el grupo que administra el teatro Opera y Ticketeck, y tiene contratos de exclusividad con River y el club Ciudad, para armar megarrecitales. “Hoy –resume Carlomagno– la industria la controlan las productoras, y no las discográficas”.
En el negocio de los megashows, T4f compite con Fenix, productora del recital del viernes, en Vélez, que marcó el regreso de Charly García a los escenarios, y que convocó a unas 40.000 personas. Sin embargo, T4f cuenta con un activo clave: tiene un acuerdo con Live Nation, la mayor promotora de música en vivo a nivel mundial, que produce espectáculos para artistas de la talla de Madonna, Rolling Stones, Shakira y U2, entre otros. “Cuando hacen escala en la región, de los shows nos encargamos nosotros”, sentenció el ejecutivo.
La importancia del show en vivo y la afluencia de las estrellas de rock al país es parte del reciclado del negocio musical. Hagamos memoria. En el pasado, fueron pocas las veces que los argentinos pudieron ver a las estrellas de rock internacional. Santana, un pionero que vino en 1973 para tocar en la vieja cancha de San Lorenzo, es una excepción. La mayoría, desembarcó en tiempos de la “plata dulce” y la convertibilidad, con el dólar barato. Sólo así fue posible pagar los altísimos cachets dolarizados. En 1981, por ejemplo, vinieron Queen, Joe Cocker y Rick Wakeman. En los 90 fue la segunda oleada: llegaron los Rolling Stones, Guns N’ Roses (la banda número uno de aquel entonces), Paul Mc Cartney, Prince y Eric Clapton.
Sin embargo, para sorpresa de muchos, el fenómeno no se detuvo con la devaluación de 2002. Y eso pasa, según Carlomagno, porque hoy Latinoamérica es un punto importante para cualquier artista. Y la Argentina, en especial por el alto poder de convocatoria que tiene el rock. “Claramente, el argentino es un mercado de consumo muy importante, superior al de Brasil.
Fuente: ieco/clarin
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