El 20 de junio de 1957 se inauguraba el Monumento Nacional a la Bandera, en el sitio que se supone Manuel Belgrano instaló la batería Libertad en 1812. Quedaba así concluida una historia de 85 años de polémicas estéticas, políticas e ideológicas, no exentas de avatares financieros; y se iniciaba otra, la de la obra terminada que devendría en el símbolo indiscutido de Rosario y de la vida institucional de nuestro país.
El arquitecto Angel Guido junto a su colega Alejandro Bustillo y los escultores Alfredo Bigatti y José Fioravanti fueron los responsables del proyecto definitivo. Sin embargo, Bustillo se retiró del equipo antes de iniciarse las obras, quedando la ejecución enteramente bajo la responsabilidad de Guido.
Angel Guido tuvo una presencia relevante en la escena de la arquitectura argentina entre 1920 y 1960, no sólo por sus proyectos urbanos y sus construcciones, sino también por sus comprometidos y controvertidos ensayos acerca del rol del arte y la arquitectura en la sociedad, la reivindicación del arte de la América indígena y su participación en la vida universitaria. Una presencia, además, de alcance internacional.
Esta exposición, mediante la reunión de diversos documentos, propone un recorrido por las historias que rodearon la construcción del Monumento a la Bandera en relación con la figura de Angel Guido, evidenciando los debates estéticos y las disputas políticas en torno a un símbolo nacional.
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