El Auditorio de Ravello, al que denominan ya el Auditorio de Niemeyer, con capacidad para 400 personas, ideado hace una década por el anciano maestro, de 102 años, se asoma sobre el mar Mediterráneo como una hoja ondulada que se pierde entre limones, buganvillas y lavandas.
De acuerdo con AFP, la construcción de la nueva estructura, formada por una sola gran concha acústica blanca de hormigón armado, se demoró un decenio no tanto por su costo, 18 millones de euros (25 millones dólares), sino por las polémicas, denuncias y recursos judiciales (ocho en total) tras ser acusada de violar uno de los paisajes más bellos de la península, la Costa Amalfitana, sobre el Golfo de Salerno y patrimonio de la Humanidad.
La batalla de la organización ecologista Italia Nostra contra la estructura comenzó inmediatamente después de que los administradores de la Fundación Cultural Ravello, muy activos en la pequeña localidad de unos 2.500 habitantes, solicitaran el proyecto a Niemeyer en el año 2000.
Los planos fueron entregados por el arquitecto en mayo del 2004 en su legendaria oficina de Río de Janeiro, en la Avenida Atlántica, al presidente de la región Campaña, Antonio Bassolino, ante un testigo excepcional, el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva.
"Ha sido un magnífico desafío que hemos ganado", admitió Bassolino, ex líder comunista histórico napolitano y gran admirador de Niemeyer, otro 'obstinado' militante comunista desde su juventud y sobre todo el hombre que revolucionó la arquitectura moderna con sus diseños curvos y sensuales.
"Hemos demostrado que la bella arquitectura moderna puede convivir en un lugar con tanta historia y tradición como Ravello", agregó Bassolino.
"Es una obra muy bella, sugestiva, que se amalgama perfectamente con el ambiente", aseguró a la prensa el fotógrafo italiano Oliviero Toscani, quien retrata junto con cuatro asistentes todas las fases de su apertura.
"Está aquí, es para todos, una obra que tiene un punto de equilibrio con la naturaleza", comentó por su parte a la AFP el alcalde de Ravello, Paolo Imperato, quien elogió la encantadora vista al mar que se goza desde uno de sus ventanales.
La ausencia en Ravello del anciano arquitecto, que celebró en diciembre pasado nada menos que 102 años y que nunca ha estado en la pequeña localidad costera, fue suplida con un homenaje especial que incluye una exposición sobre su vida, conciertos de música clásica y moderna, danza, filmes, documentales y una conferencia sobre su vida y obra.
"Han sido muy tozudos y positivos aquellos que lucharon para que se construyera", admitió el arquitecto italiano Massimiliano Fuksas, entre los conferencistas invitados.
El diseñador de uno de los hitos de la arquitectura moderna, Brasilia, que cumple este año 50 años de inaugurada, se inspiró para el auditorio italiano en el importante proyecto en el que actualmente trabaja, el "complejo Niemeyer de Niteroi", ciudad del Estado de Rio de Janeiro, con un museo también sobre el borde del mar.
Nacido el 15 de diciembre de 1907 en Rio, Niemeyer tiene más de 600 proyectos arquitectónicos en el mundo en más de 70 años de carrera, entre ellos la sede de la casa editorial Mondadori, a las afueras de Milán, realizada en 1975.
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