influyentes del siglo XX, cuenta con un legado innovador donde abundan los hallazgos constructivos y formales en una arquitectura que reivindica la construcción, la honestidad material y la integración en el paisaje. La trayectoria del arquitecto danés, reconocido con el Premio Pritzker en 2003, se ha forjado sobre dos convicciones esenciales: la construcción y el paisaje.
Nacido en Copenhague en 1918, su infancia se desarrolló entre los astilleros de Aalborg y Helsingør de los que su padre, ingeniero naval, fue director. La influencia del mundo naval y las lecciones del pintor sueco Carl Kylberg, quien le abrió los ojos a la luz peculiar del paisaje escandinavo, forjan el itinerario del joven Utzon. Estudió en la Escuela de Arquitectura de Copenhague, titulándose en 1942. A los 27 años trabaja brevemente con Alvar Aalto en Helsinki y a los 29 años, realiza un largo viaje por Marruecos, donde descubre la construcción esencial vernácula. En 1949 viajó a Estados Unidos y a México, donde visitó a Mies van der Rohe y a Frank Lloyd Wright, y conoció de primera mano las plataformas construidas por los mayas.
Su obra concilia los preceptos universales de la modernidad con la tradición vernácula e histórica. Los proyectos sucesivos de Utzon, admirador de los maestros Aalto, Asplund, Wright o Mies, no permanecieron ajenos a la evolución de la arquitectura moderna, pero surgieron invariablemente a partir de una rigurosa reelaboración personal.
En 1957 ganó el concurso de la que sería su obra maestra, la Ópera de Sidney (1956-1973), un monumental edificio donde combina la tradición de las plataformas masivas con la abstracción formal de las cáscaras materializadas como fragmentos de una única esfera. Sin embargo, tras un largo proceso de desencuentros, Utzon fue obligado a abandonar, en 1966, la proeza estructural de la construcción del edificio que ha llegado a ser el icono de Sidney y Australia.
A pesar de su dimensión épica, la Ópera de Sidney no es la única obra de Utzon que forma parte de la historia de la arquitectura. El conjunto de viviendas Kingo (1956) y el de Fredensborg (1965) son agrupaciones residenciales creadas a partir de la adición de casas patio que concilian la individualidad del modo de habitar de cada familia con la valoración geográfica del entorno.
Innovaciones técnicas
El talento poético de sus dibujos describe también los numerosos proyectos no construidos en las postrimerías de los años sesen-ta y setenta. Los experimentos plásticos y las innovaciones técnicas caracterizan el proyecto para el Museo de Arte en Silkeborg (1963), donde concibe un conjunto de tinajas que sobresalen del terreno como lucernarios. Mientras, rigurosa y poética, la iglesia de Bagsværd (1976) queda determinada por la plasticidad de la cubierta, la sobriedad formal y la contundencia geométrica de la Asamblea Nacional de Kuwait (1972) constituye un homenaje a la arquitectura islámica.
La construcción de los refugios insulares en Mallorca abre un proceso de distanciamiento y balance. Construido al borde de un acantilado, Can Lis (1968) es un recinto arcaico que mira al mar y Can Feliz (1994), un amplio mirador en el valle de Calonge. Después de residir varias décadas en Mallorca, encontró el reconocimiento merecido. Al arquitecto nonagenario se le rindió tributo en diversos congresos celebrados en Aalborg, Sevilla y recientemente en Mallorca.
Jaime J. Ferrer Forés es doctor arquitecto, profesor lector de Proyectos Arquitectónicos en la Escuela de Arquitectura de Barcelona, autor del libro Jørn Utzon. Obras y proyectos. Works and projects, y comisario del Utzon International Meeting Mallorca 2008.
Nacido en Copenhague en 1918, su infancia se desarrolló entre los astilleros de Aalborg y Helsingør de los que su padre, ingeniero naval, fue director. La influencia del mundo naval y las lecciones del pintor sueco Carl Kylberg, quien le abrió los ojos a la luz peculiar del paisaje escandinavo, forjan el itinerario del joven Utzon. Estudió en la Escuela de Arquitectura de Copenhague, titulándose en 1942. A los 27 años trabaja brevemente con Alvar Aalto en Helsinki y a los 29 años, realiza un largo viaje por Marruecos, donde descubre la construcción esencial vernácula. En 1949 viajó a Estados Unidos y a México, donde visitó a Mies van der Rohe y a Frank Lloyd Wright, y conoció de primera mano las plataformas construidas por los mayas.
Su obra concilia los preceptos universales de la modernidad con la tradición vernácula e histórica. Los proyectos sucesivos de Utzon, admirador de los maestros Aalto, Asplund, Wright o Mies, no permanecieron ajenos a la evolución de la arquitectura moderna, pero surgieron invariablemente a partir de una rigurosa reelaboración personal.
En 1957 ganó el concurso de la que sería su obra maestra, la Ópera de Sidney (1956-1973), un monumental edificio donde combina la tradición de las plataformas masivas con la abstracción formal de las cáscaras materializadas como fragmentos de una única esfera. Sin embargo, tras un largo proceso de desencuentros, Utzon fue obligado a abandonar, en 1966, la proeza estructural de la construcción del edificio que ha llegado a ser el icono de Sidney y Australia.
A pesar de su dimensión épica, la Ópera de Sidney no es la única obra de Utzon que forma parte de la historia de la arquitectura. El conjunto de viviendas Kingo (1956) y el de Fredensborg (1965) son agrupaciones residenciales creadas a partir de la adición de casas patio que concilian la individualidad del modo de habitar de cada familia con la valoración geográfica del entorno.
Innovaciones técnicas
El talento poético de sus dibujos describe también los numerosos proyectos no construidos en las postrimerías de los años sesen-ta y setenta. Los experimentos plásticos y las innovaciones técnicas caracterizan el proyecto para el Museo de Arte en Silkeborg (1963), donde concibe un conjunto de tinajas que sobresalen del terreno como lucernarios. Mientras, rigurosa y poética, la iglesia de Bagsværd (1976) queda determinada por la plasticidad de la cubierta, la sobriedad formal y la contundencia geométrica de la Asamblea Nacional de Kuwait (1972) constituye un homenaje a la arquitectura islámica.
La construcción de los refugios insulares en Mallorca abre un proceso de distanciamiento y balance. Construido al borde de un acantilado, Can Lis (1968) es un recinto arcaico que mira al mar y Can Feliz (1994), un amplio mirador en el valle de Calonge. Después de residir varias décadas en Mallorca, encontró el reconocimiento merecido. Al arquitecto nonagenario se le rindió tributo en diversos congresos celebrados en Aalborg, Sevilla y recientemente en Mallorca.
Jaime J. Ferrer Forés es doctor arquitecto, profesor lector de Proyectos Arquitectónicos en la Escuela de Arquitectura de Barcelona, autor del libro Jørn Utzon. Obras y proyectos. Works and projects, y comisario del Utzon International Meeting Mallorca 2008.
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