Diario Folha de Sao Paulo – 25 de Setiembre
de 1998.
Por OSCAR NIEMEYER
Para aplaudir, en vísperas de las
elecciones, un candidato que aparece en las encuestas como el ganador más
probable es vergonzoso y, a veces, no se siente bien. Pero recordarlo en medio
de una lucha política, difícil e indefinida, cuando la investigación no lo
favorece, es una expresión de apreciación comprensible, incluso cuando no
pertenece a nuestra línea ideológica, pero la respeta.
Por eso recuerdo a mi amigo Orestes Quércia*,
las veces en que colaboré con él en el trabajo del Memorial da América Latina y
el apoyo incondicional que siempre recibí de él. Recordando ese período de
trabajo, Darcy Ribeiro y Fernando Morais, el trabajo casi terminado, y yo
queriendo quitar el soporte central de la pasarela que cubría las dos calles
adyacentes.
Todos consideraron que mi idea era
imposible: generaría nuevas críticas contra el gobierno de Quércia. Pero la
arquitectura me obligó a insistir. Era un problema de consistencia
arquitectónica. Y ese apoyo escapó de la audacia estructural adoptada en todo
el conjunto.
Fui a Quércia que, de inmediato, decidió:
"Si la arquitectura es necesaria, puedes eliminarla". Y, como
esperaba, la modificación dio mayor énfasis a la pasarela, suspendida en el
aire por la varilla independiente proyectada.
Y sucedió lo mismo cuando dibujé la mano
grande con sangre corriendo hasta la muñeca, representando a América Latina,
tan despojada y amenazada. Muchos imaginaron que esta escultura difícilmente se
construiría, debido al sentido revolucionario que exhibía. Pero Quercia no se
desanimó.
Y ahí está, a siete metros de altura, le da
al Memorial el significado político que queríamos: acercar a los pueblos de
América Latina, crear el intercambio cultural indispensable entre ellos y, con
eso, hacerlos más protegidos en relación con las intervenciones del capitalismo
internacional.
Por supuesto, en general, siempre estoy al
lado de mis camaradas de la izquierda, pero en ciertos casos la amistad debe
prevalecer.
Esto es lo que quería decir en este breve
texto. Un estallido que me hace sentir bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario