sábado, 20 de junio de 2020

Quércia y el memorial de América Latina


Diario Folha de Sao Paulo – 25 de Setiembre de 1998.

Por OSCAR NIEMEYER

 

Para aplaudir, en vísperas de las elecciones, un candidato que aparece en las encuestas como el ganador más probable es vergonzoso y, a veces, no se siente bien. Pero recordarlo en medio de una lucha política, difícil e indefinida, cuando la investigación no lo favorece, es una expresión de apreciación comprensible, incluso cuando no pertenece a nuestra línea ideológica, pero la respeta.

Por eso recuerdo a mi amigo Orestes Quércia*, las veces en que colaboré con él en el trabajo del Memorial da América Latina y el apoyo incondicional que siempre recibí de él. Recordando ese período de trabajo, Darcy Ribeiro y Fernando Morais, el trabajo casi terminado, y yo queriendo quitar el soporte central de la pasarela que cubría las dos calles adyacentes.

Todos consideraron que mi idea era imposible: generaría nuevas críticas contra el gobierno de Quércia. Pero la arquitectura me obligó a insistir. Era un problema de consistencia arquitectónica. Y ese apoyo escapó de la audacia estructural adoptada en todo el conjunto.

Fui a Quércia que, de inmediato, decidió: "Si la arquitectura es necesaria, puedes eliminarla". Y, como esperaba, la modificación dio mayor énfasis a la pasarela, suspendida en el aire por la varilla independiente proyectada.

Y sucedió lo mismo cuando dibujé la mano grande con sangre corriendo hasta la muñeca, representando a América Latina, tan despojada y amenazada. Muchos imaginaron que esta escultura difícilmente se construiría, debido al sentido revolucionario que exhibía. Pero Quercia no se desanimó.

Y ahí está, a siete metros de altura, le da al Memorial el significado político que queríamos: acercar a los pueblos de América Latina, crear el intercambio cultural indispensable entre ellos y, con eso, hacerlos más protegidos en relación con las intervenciones del capitalismo internacional.

Por supuesto, en general, siempre estoy al lado de mis camaradas de la izquierda, pero en ciertos casos la amistad debe prevalecer.

Esto es lo que quería decir en este breve texto. Un estallido que me hace sentir bien.

*Al momento de este artículo, Orestes Quércia era Gobernador del Estado de San Pablo.

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