Los gauchos argentinos coparon la Feria Internacional del Libro de Frankfurt apalancados en una inversión superior a los 800.000 dólares y la publicación de casi 300 títulos de 237 escritores nacionales (170 corresponden a obras de autores vivos) en 33 idiomas y con presencia en 38 países: la iniciativa más importante de la historia editorial de nuestro país.
Como parte de las celebraciones del Bicentenario y la presidenta Cristina Fernández de Kirchner a la cabeza, el Estado Argentino "intervino" el ciclo del producto LIBRO en uno de los eslabones de la cadena y produjo una manifestación de Política Cultural de una inteligencia y acierto impensados para la chatura reynante.
Diría Gilberto Gil, Ex-Ministro de Cultura del Brasil: "…massageando pontos vitais, mas momentaneamente desprezados ou adormecidos, do corpo cultural...". Así, masajeando puntos vitales, despreciados o adormecidos del cuerpo cultural, asomaron en nuestra querida Santa Fe ciudad, las recuperadas siluetas de un abandonado molino harinero reconvertido en Fabrica Cultural "El Molino", y La Redonda, un ex taller y playa de maniobras ferroviario sacado de circulación en alguna de las tantas crisis por las que hemos atravesado.
Es interesante observar estas iniciativas, coincidentes con la exposición "Arte normativo", que se exhibe en el Centre del Carme de Valencia. Unos como otros rescatan el pensamiento de Walter Gropius, Fundador de la Escuela Bauhaus. Transformar la sociedad a través del arte, elaborar un arte útil, el estandar como elemento democratizador. Ya la "Isla de los inventos" en Rosario había anticipado estas búquedas tras la idea de "fábrica cultural".
Hoy el dilema es ver como transitamos de lo lúdico a lo productivo. Pasar del juego al desarrollo. De la creación a la puesta en valor.
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